La Huella de Carbono (HC) es una versión simplificada de un Análisis Ciclo Vida (ACV), en la que en lugar de considerar varias categorías de impacto ambiental al mismo tiempo, se considera solamente una de ellas, la relativa al Calentamiento Global. La HC por tanto, mide la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, servicio o producto, en kg. Eq de CO2.
Al identificar las fuentes de emisiones de GEI de un producto o servicio durante todo el proceso productivo, se pueden definir mejores objetivos y estrategias de reducción de dichas emisiones.
¿Qué es un ACV?
Un Análisis del Ciclo de Vida (ACV) consiste en un proceso objetivo que permite la evaluación del impacto ambiental que se produce en todas las fases del ciclo de vida de un producto, proceso o actividad, es decir, los materiales, el proceso de fabricación, el transporte, el uso y su reciclaje y una posible reutilización. El ACV está regulado por la ISO 1040.
El ACV mide el impacto ambiental de un producto, proceso o actividad a lo largo de su ciclo de vida, para las siguientes categorías de impactos, entre otras:
• Calentamiento Global (kg. Eq de Co2)
• Destrucción de la capa de ozono (Kg. Eq. de CFC-11)
• Acidificación (Kg. Eq de SO2)
• Eutrofización (Kg. Eq. de NO3)
• Oxidación fotoquímica (Kg. Eq. de C2H4)
• Agotamiento abiótico de recursos (MJ)
Los resultados que se obtienen de este análisis permiten tomar las decisiones medioambientales adecuadas en cada una de las etapas del ciclo de vida y de esta forma tratar de reducir el impacto ambiental.
Una vez obtenido los datos de un ACV, estos se pueden mostrar públicamente a través de una EPD (Environmental Product Declaration). Para que una EPD tenga validez, debe estar verificada y aceptada por un evaluador experto externo o por un organismo certificador.
¿Qué es una EPD?
Una EPD (Environmental Product Declaration), es una Declaración Ambiental de Producto certificada y elaborada según la norma internacional ISO 14025, y creada en 1999 por el Swedish Council for Environmental Management. La EPD entra dentro del grupo de declaraciones ambientales de tipo III del Programa de Ecoetiquetado.
Se trata de una información ambiental de un producto o servicio basada en un Análisis del Ciclo de Vida (ACV), y en otro conjunto de informaciones ambientales relevantes, en conformidad con la norma. Además, las EPDs deben ser desarrolladas de acuerdo con las normas específicas para la categoría de producto que corresponda.
Los productos de madera como almacenes de carbono
Las masas vegetales durante su crecimiento son sumideros de CO2, con lo que absorben más dióxido de carbono del que expulsan, quedando el balance positivo a favor del dióxido fijado. Como media un árbol típico absorbe, a través de la fotosíntesis, el equivalente a una tonelada de CO2 por cada metro cúbico de madera.
El CO2 fijado durante la vida del árbol queda almacenado en el producto de madera elaborado, por lo que juegan un papel muy importante en la mejora de la eficacia de los sumideros forestales, tanto extendiendo el período en el que el dióxido de carbono almacenado queda fuera de la atmosfera, como apoyando que el crecimiento del bosque sea cada vez mayor.
Además, las emisiones asociadas a las tareas de aprovechamiento de madera, transporte y procesado del producto son pequeñas en comparación con el total de carbono almacenado en la madera.
Todo ello significa que la madera tiene una huella de carbono negativa beneficioso para el medioambiente.
Si se considera que el 30% de las emisiones globales de CO2 y el 40 % del consumo global de recursos se debe a la construcción, es muy importante el hecho de que cada metro cúbico de madera que se utilice en sustitución de otro material de construcción reduce las emisiones de CO2 en 1,1 toneladas por término medio.
Si a esas 1,1 toneladas se le suma la tonelada de CO2 que queda almacenadas en la madera, entonces se ahorran aproximadamente 2 toneladas de CO2 por cada metro cúbico de madera utilizada para la construcción.